Conocí a Agustín García Calvo a principios de los 90, a raíz de unas versiones suyas de canciones de Brassens que yo empecé a grabar e interpretar. Años atrás solía oírlo en Radio3, en un programa en el que colaboraba; leí algunas de sus columnas en los periódicos y empecé a interesarme por su modo de ver la "realidad". Recuerdo que para mí sus ideas eran como un bisturí que diseccionaba las trampas del Poder y nos mostraba su verdadera esencia.
Tras haberlo conocido personalmente empecé a leer su poesía y poner música a algunos de sus poemas, especialmente de su libro "Canciones y soliloquios". Dejo aquí la lista de los que voy musicalizando, y algunos audios y vídeos, a medida que los voy grabando.
***
- Sereno estoy (Canciones y soliloquios, 57)
- Por las marismas (Canciones y soliloquios, 98)
- Libre te quiero (Canciones y soliloquios, 10)
- ¿Quién pintó la luna? (Canciones y soliloquios, 94)
- Para ti quisiera ser (Canciones y soliloquios, 50)
- Secas están las fuentes del olvido (Canciones y soliloquios, LIII)
- Hermano mío (Canciones y soliloquios, 65)
- ¡Oh Mara, Mara, Mara! (Canciones y soliloquios, CXXIV)
- Para ti quisiera ser (Canciones y soliloquios, 50)
- Si la madera... (Canciones y soliloquios, 4)
- Tú, cuya mano... (Canciones y soliloquios, 5)
- Juraría que he sido feliz (Canciones y soliloquios, 132)
- La lluvia muere en charcos (Canciones y soliloquios, CXXXIII)- Secas están las fuentes del olvido (Canciones y soliloquios, LIII)
- Hermano mío (Canciones y soliloquios, 65)
- ¡Oh Mara, Mara, Mara! (Canciones y soliloquios, CXXIV)
- Cuando está tan llena la luna (Más canciones y soliloquios, 163)
- Son dos gaviotas (Más canciones y soliloquios, 213)
- El hechizo (Y más aún canciones y otros juegos, 231)
- Algo queda (Valorio 42 veces, XLII)
- No sé que quiere decir (Valorio 42 veces, IX)
- Porque una vez te dije... (Valorio 42 veces, VI )
- Mira: aunque me veas... (Valorio 42 veces, XIII
***
Para conocer la obra de Agustín García Calvo, pincha aquí: http://www.editoriallucina.es/
Una página muy interesante es la de Javi Sanmartín:
Baúl de Trompetillas, dedicada a Agustín Gª Calvo, Isabel Escudero y Chicho Sánchez Ferlosio.
Libros de poemas de Agustín G. Calvo:
- Del tren (83 notas o canciones)
- Libro de conjuros
- Canciones y soliloquios
- Más canciones y soliloquios
- Ramo de romances y baladas
- Relato de amor
- Sermón de ser y no ser
- Valorio 42 veces
- Uno o dos en 23 sitios y más
- 4 canciones de amor perdido y el cínife
- Suma del vuelo de los hombres
- Cantar de las dos torres
- Y más aún canciones y otros juegos
***
ANTONIO SELFA canta a AGUSTÍN GARCÍA CALVO
Publicado el 23 de noviembre de 2021
"tú"
01 - Sereno estoy
02 - Si la madera...
03 - Libre te quiero
04
- ¿Quién pintó la luna?
05 - Juraría que he sido feliz
06 - Cuando está tan llena la luna
07 - Para ti quisiera ser
08 - La lluvia muere en charcos
09 - Secas están las fuentes del olvido
10 - Tú
11 - Son dos gaviotas
Antonio Selfa: Voz, guitarras, percusión
Gloria Aleza: Violoncello
David Cuello: programaciones y teclado.
Producido por A. Selfa y David Cuello
Diseño e imagen de portada: Rosa Artero
Música: Antonio Selfa
Poemas: Agustín García Calvo
“Canciones y soliloquios”
“Más canciones y soliloquios”
(Editoria Lucina)
Grabado en Cullera en Otoño de 2021
*********
Sereno estoy
Sereno estoy como la mar
serena.
Acude, amiga, a sollozar
tu pena.
No sepa ni diga
mi amiga carnal
que tiene el corazón
de sal
Sereno estoy como la noche
serena:
¡Qué tiempo, amiga, qué derroche
de arena!
No espere ni quiera
mi amor la fortuna
de que en su pozo caiga
la luna.
Sereno estoy si tú lo estás
(serena).
Si yo soy bueno, tú eres más
que buena.
No esperes ni quieras,
amor; y llorar,
así como la noche
y el mar.
Si la madera...
Si la madera
tuviera tuviera
yemas y brotes
y verde corteza
y brazos al aire,
raíces en tierra,
nunca sin embargo,
nunca, muchacho, sería un árbol
la madera.
Si la bandera
de flor floreciera
y por el pueblo
a abriles oliera
y de ella libaran
enjambres de abeja,
nunca sin embargo,
nunca, muchacho, será una rosa
la bandera.
Y aunque se vista
de domingo el domingo,
y aunque relumbre
de mil tiovivos
y risa fabrique
de juego y de vino,
nunca sin embargo,
nunca, muchacho, será tu día
el domingo.
Libre te quiero
Libre te quiero,
como arroyo que brinca
de peña en peña.
Pero no mía.
Grande te quiero,
como monte preñado
de primavera.
Pero no mía.
Buena te quiero,
como pan que no sabe
su masa buena.
Pero no mía.
Alta te quiero,
como chopo que al cielo
se despereza.
Pero no mía.
Blanca te quiero,
como flor de azahares
sobre la tierra.
Pero no mía.
Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.
¿Quién pintó la luna...?
¿Quién pintó la luna
sobre los techos de pizarra?
¿Quién sembró los trigos
debajo del agua?
Tan tonto estás, almita mía,
tan tonto y tan.
Dormíase mi niña
y todos me la acariciaban,
padres solteros,
doncellas preñadas
Tan tonto estás, almita mía,
tan tonto y tan.
Donde no hay guerra parece
como si no pasara nada:
los gusanos tejen;
también las arañas.
Tan tonto estás, almita mía,
tan tonto y tan.
Si alguno llora es porque
sabe que hay lágrimas;
y cuando uno se ríe es
porque le da la gana
Tan tonto estás, almita mía,
tan tonto y tan,
mi alma.
Juraría que he sido feliz
Secas están las fuentes del olvido
Son dos gaviotas
Son dos gaviotas,
en el cielo de la bahía
de Cádiz a Rota,
una blanca al sol,
otra negra de sombra
palpitando en el aire calino
sobre las olas.
Juraría que he sido feliz
una vez en la tierra.
Pero tú no lo sepas, mi alma,
pero tú no lo sepas.
No sé el día, el año tampoco
ni el siglo siquiera,
ni si fue de mañana o de tarde
o noche serena.
Pero yo juraría que un día
fue la paz de la guerra.
No sé quién estaba conmigo,
si era blanca o morena,
ni si era de amor o del solo
temblor de la yerba.
Pero yo juraría que fue
verdad verdadera.
Yo de cierto no sé si fui yo
o era otro cualquiera:
sólo que era feliz y que toda
la vida lo era.
Pero tú no lo sepas, mi alma,
pero tú no lo sepas.
Cuando está tan llena la luna
De pena morir pensamos
o de peste o de sed,
de no encontrar lo que
quieres,
de no saber qué querer.
Pero eso ayer:
cuando está tan llena la
luna,
¿qué mal nos puede suceder?
Correr los caminos quise
con Marcelo y José,
por ver si tras de los mares
la miel no se vuelve hiel.
Y ¿para qué?:
cuando está tan llena la
luna,
¿qué mal nos puede suceder?
Pensé en fabricar guarida
donde fuese a yacer
el viejo baboso y seco
que nazca de mí tal vez.
Pero eso ¿qué?:
cuando está tan llena la
luna,
¿qué mal nos puede suceder?
Ruiseñor que grita (y no
puede)
su cantata de fe:
ruiseñor, que quieres a
gritos
tu jaula ronco romper,
¿por qué, por qué?:
cuando está tan llena la
luna,
¿qué mal nos puede suceder?
Para ti quisiera ser
Para ti quisiera ser
como sol de noviembre,
que no quema y alumbra a las gentes.
Pero no me toques, niña,
que vivo de fiebre.
Quisiera ser por gracia tuya
como sol de febrero,
que da luz y recata su fuego.
Pero no te llegues, niña,
que todo lo quemo.
Quisiera ser para tu cuerpo
como arroyo de sierra,
que en su fondo las guijas platean.
Pero bajo grueso y turbio:
por mí no te metas.
Por ti sería el álamo
do sestea la tórtola:
aire, amor, que me roce las hojas!
Pero mata como enebro
-huye, niña- mi sombra.
Por ti no quisiera ser
ni río ni barca
ni sol ni alameda ni nada.
Pero lo soy, y devoro
cuanto me ama.
Entre mí y amor, hermana,
es guerra por siempre:
si me quieres, no soy el que quieres.
Huye de mí, niña, huye
al monte, a las fuentes.
La
lluvia muere en
charcos
La
lluvia muere
en
charcos por la tierra,
pero
en tus ojos
sigue
la vida presa.
Por
esos ríos
irá
el agua sin tregua.
No
hay en mi mano
nada:
mírala abierta.
¿Un
año acaba?
Otro
año comienza.
Ni
sabe el tiempo
que
los hombres lo cuentan.
Lo
que yo sé
no
quiero que lo sepas.
Que
nunca aniden
los
cuervos en tu huerta!
Que
en tu tejado
nunca
arraigue la higuera!
Que
mi caballo
no
relinche a tu puerta!
Secas están
las fuentes del olvido:
el corazón,
seco; pero te escribo
con estos posos
de tinta de mí mismo.
Salud, amor.
El sol es amarillo,
sol asombrado
de seguir sin ti vivo.
Aquí está el banco
donde estuve contigo,
no sé por qué,
ni nunca lo he sabido.
(Tú, que lo sabes,
¿nunca podrás decírmelo?)
Quiero mandarte
por el coche el Domingo
un ruiseñor
tiritante de trinos,
que diga “Amor”,
preso de oro en hilos
“amor, no quiere
que estés triste tu amigo”.
Mas solo tengo
este demonio antiguo
de querer ser
y querer no haber sido:
tan pobre soy
que eso es todo lo mío.
Por si de algo
te sirve, te lo envío.
Salud, amor.
La sombra del olivo
vele tu sueño,
pues de tu sueño vivo.
Tú
Tú, cuya mano me ha bañado
de un fuego transparente las espaldas,
cuyos ojos en claros naufragios hundieron
algunos principios elementales de mi alma,
tú eres mi patria.
Tú, que no tienes apellido,
que no sé si eres pájaro o si alcándara,
que de todos tus brazos las letras de plomo
cayéndose han ido, como si fueran nueces vanas,
tú eres mis padres
y mi patria.
Tú, que ni tú te acuerdas dónde
tendiste a orear las nubes blancas,
que de tantos amores que tienes confundes
el nombre de todos los días de cada semana,
tú eres mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que tan dulcemente besas
que el cielo bocabajo se volcaba,
y que no se sabía de quién ya la lengua,
de quién la saliva, de puro sabrosa y templada,
tú eres mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que apacientas calaveras
por las praderas de la verde África
y a los rojos leones les echas de pasto
las rosas de leche de aquella luna de Sumatra,
tú eres mi ejército
y mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Eres mi ejército y mis leyes
y mi Dios y mis padres y mi patria,
y el ejército y Dios y las leyes y todas
las patrias y padres se creen que tú no eres nada:
que no eres nada.
de un fuego transparente las espaldas,
cuyos ojos en claros naufragios hundieron
algunos principios elementales de mi alma,
tú eres mi patria.
Tú, que no tienes apellido,
que no sé si eres pájaro o si alcándara,
que de todos tus brazos las letras de plomo
cayéndose han ido, como si fueran nueces vanas,
tú eres mis padres
y mi patria.
Tú, que ni tú te acuerdas dónde
tendiste a orear las nubes blancas,
que de tantos amores que tienes confundes
el nombre de todos los días de cada semana,
tú eres mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que tan dulcemente besas
que el cielo bocabajo se volcaba,
y que no se sabía de quién ya la lengua,
de quién la saliva, de puro sabrosa y templada,
tú eres mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Tú, que apacientas calaveras
por las praderas de la verde África
y a los rojos leones les echas de pasto
las rosas de leche de aquella luna de Sumatra,
tú eres mi ejército
y mis leyes
y mi Dios
y mis padres
y mi patria.
Eres mi ejército y mis leyes
y mi Dios y mis padres y mi patria,
y el ejército y Dios y las leyes y todas
las patrias y padres se creen que tú no eres nada:
que no eres nada.
Son dos gaviotas
Son dos gaviotas,
en el cielo de la bahía
de Cádiz a Rota,
una blanca al sol,
otra negra de sombra
palpitando en el aire calino
sobre las olas.
Cuando me arrojan
de los puertos a tierra adentro
los trenes, las horas,
fieles ellas dos
vienen juntas y bogan
sin moverse en el cielo nubloso
sobre altas rocas,
de los puertos a tierra adentro
los trenes, las horas,
fieles ellas dos
vienen juntas y bogan
sin moverse en el cielo nubloso
sobre altas rocas,
ellas ambas solas.
Y los días se van a migas,
los años en tromba;
ya no sé ni cuando
asomado a la costa
yo las vi navegar, negra y blanca,
palpitadoras.
Y los días se van a migas,
los años en tromba;
ya no sé ni cuando
asomado a la costa
yo las vi navegar, negra y blanca,
palpitadoras.
Ah, pero ahora,
a mis ojos, a todo el cielo
por siempre, afanosas,
blanca y negra al par,
siguen, quietas y sordas,
palpitando en aire desierto,
una con otra.
a mis ojos, a todo el cielo
por siempre, afanosas,
blanca y negra al par,
siguen, quietas y sordas,
palpitando en aire desierto,
una con otra.
***
Sereno estoy
Libre te quiero
Por las marismas de Huelva
Por
las marismas
de
Huelva,
por
las marismas,
compañerita,
que
la tarde se va vacía.
La
desolada en el auto
fija
y enferma,
compañerita,
y
en el auto y a más de ochenta
Y
un segador con su asno,
ciego
de polvo,
compañerita,
que
se va hacia los cerros blancos.
Y
de la radio del auto
por
las marismas,
compañerita,
los
jirones de algún fandango,
que
dice: “¿Pa qué las prisas,
compañerita,
pa
qué las penas,
si
ella sola se va la vida?”
*****
LA SOMBRA DE LA VÍBORA
(Agustín G Calvo / Música de J. Sanmartín)
La sombra de la víbora
no
tiene veneno.
Entre
las vïoletas
se
enrosca el Tiempo.
Y
ya, compañerita de mis edades,
te
lo agradezco
todas
las armas
que
no empleaste.
Los
besos de la guerra
desgarran
mi aire.
Se
enzarza Eva pequeña
con
mil Adanes.
Y
yo, compañerita, tan cerca y lejos,
como
tú sabes,
lo
que no hiciste
te
lo agradezco.
Tu
amor en esta selva
se
va desprendiendo
de
amor, y queda un blanco
de
fruto tierno.
Y
aquí, compañerita, por las aljabas
del
mal no hecho
mi cuerpo
herido
te
da las gracias.
Sangrando
la paloma,
la
sierpe helada.
¡La
vida tras tus ojos,
tu
furia mansa!
Y
tú, compañerita de mis escuelas,
por
tanta nada
tan
pïadosa
bendita
seas.
***
ALGO QUEDA
(Agustín García Calvo / A. Selfa)
Otros poemas de Agustín García Calvo
a los que he puesto música:
Cuando dices
que mañana sí,
yo me quedo
mirándote a los labios y
a los dientes
y a la punta de la lengua mientras dice
"mañana", que mañana, que mañana amor, mañana.
Tú no sabes
lo que dices, no,
cuando dices
"mañana", y nadie sabe, no,
qué es "mañana",
dónde vive, cómo huele, qué será
mañana tu "mañana", tu "mañana amor" mañana.
Pero suena
tan azul tu voz,
y tan dulces
los ojos se te nublan, y
tan temblando
esa boca se entreabre cuando está
diciéndome "mañana" y que mañana amor, mañana...
Ah amorcita,
deja, déjame
que te bese
los labios mientras dicen "ma",
y los dientes
al decir que "ña", y el pico de la lengua
antes que acabe de decir "mañana". No mañana,
no, no, no, no, no,
mañana no, mañana no.
***

¿Queda algo de
lo que pasa,
amor? Algo
queda.
De las
estrellas de anoche
que borró la mañana
huellas hay
entre la yerba,
no sé qué
letras de plata,
para que tú las leas.
Algo de lo que pasa,
amor, algo
queda.
La rana misma
que ahora
ha saltado a la charca,
zas, se fue,
pero nos deja
onda tras onda
en el agua:
nunca sabrás la cuenta.
Algo, algo de lo que
pasa,
amor, algo
queda.
Al aire,
apenas decirla,
se voló la palabra:
eco y eco de
ella ruedan
sin fin
perdiéndose tras las
nubes y las estrellas.
Algo, amor, de lo que
pasa,
algo
queda.
Y del amor que
en tus labios
una vez palpitara
eco y onda y
clara seña
laten y
alientan y granan
donde ni tú lo sepas.
Algo queda de lo que
pasa
amor, amor, algo queda.
NO SÉ QUÉ QUIERE DECIR
(Directo en Russafa, Valencia, 2015)
No sé qué quiere decirel jilguero en la rama,el guijarro en el agua,el rocío en la malva,en el cielo la nube blanca,no sé, de veras, amiga,no sé qué quiere decir.No sé qué dice tu brazoondeando en el aireni tus ojos nublándoseni tu boca anhelanteni tu blanca nuca negándome,no sé, de veras,no sé qué quiere decir.Y aunque lo llamen amor,este estarse mirando,esta mano en la mano,este látigo manso,este vértigo de los años,no sé,no sé qué quiere decir.
Mañana no
Cuando dices
que mañana sí,
yo me quedo
mirándote a los labios y
a los dientes
y a la punta de la lengua mientras dice
"mañana", que mañana, que mañana amor, mañana.
Tú no sabes
lo que dices, no,
cuando dices
"mañana", y nadie sabe, no,
qué es "mañana",
dónde vive, cómo huele, qué será
mañana tu "mañana", tu "mañana amor" mañana.
Pero suena
tan azul tu voz,
y tan dulces
los ojos se te nublan, y
tan temblando
esa boca se entreabre cuando está
diciéndome "mañana" y que mañana amor, mañana...
Ah amorcita,
deja, déjame
que te bese
los labios mientras dicen "ma",
y los dientes
al decir que "ña", y el pico de la lengua
antes que acabe de decir "mañana". No mañana,
no, no, no, no, no,
mañana no, mañana no.
***
Hueles a
violetas
Porque una vez
te dije
“Hueles a
violetas”,
ya tengo cada
año
que ir a
traértelas.
¡Ay, qué
condena,
que ya no sé
si son ellas
tú,
si eres tú
ellas!
Ya me conoce
el bosque
como a sus
veredas,
y su pinar de
en medio,
y sus casetas.
Ánima en pena
de guardabosques
también me
saluda
cuando me
encuentra.
Como un
sabueso ciego,
por arroyo y
senda
husmeo, hasta
que digo
“Huele como
ella”.
Y ellas
recuerdan
cuando tus
ojos
de amor se
enturbiaban
entre la
yerba.
Amor es su
costumbre,
aunque no se
entienda;
y si unas se
amustiaron,
otras clarean.
¡Ay, si pudiera
seguir, amor,
mascando yo
flores
junto a tu
oreja!
¡Viva por ti,
Valorio,
aunque no lo
veas,
y se haga tan
espeso
como lo era!
Y si te
empeñas
en morir tú,
¡allí donde
caigas,
lo mismo
huelas!
***

Quisiera
saber hacer un
conjuro
Quisiera
saber hacer
un
conjuro de veras,
con
una gotas de miel,
un
chorrito de arena,
para
que del fondo de tu lejanía
aquí
de pronto
te
aparecieras.
Me
faltas, mi niña, tanto,
que
ya palpo tu ausencia,
tus
pestañitas de miel,
tu
cintura de arena,
que,
de tanto casi que te echo de menos,
más,
más te siento
que
si estuvieras.
Y
sin embargo (ya ves),
aunque
tanto te sienta,
no
sé qué falta, que no
es
la cosa que era,
que
el recuerdo hambre de tu masa tiene,
y
pide, el loco,
que
estés de veras.
Haré
un hechizo por ti,
aunque
hechizos no sepa,
con
ramo de avena loca,
con
dos hojas de menta,
con
el humo blanco de gamona y malvas,
para
olvidarte,
para
que vuelvas.
***
A. Selfa, I. Escudero, Agustín G. Calvo, Conxa M. Trigo
(Cullera, Valencia, 1996)